El curso empezó con unos cuantos
desconocidos y algunos amigos. Todavía recuerdo aquella sensación que me inundó
el cuerpo, esas cosquillas en el estómago ante una nueva situación. Los
primeros días te sientes desubicado, sin saber con quién sentarte o hablar,
pero con el tiempo te das cuenta que se va creando un ambiente acogedor.
El primer cuatrimestre fue
bastante bien y nos mantuvimos unidos a pesar de la montaña rusa de sensaciones
que vivimos durante algunas clases. Recuerdo sentirme como un estudiante de
secundaria leyendo aquella LIJ. Descubrí que no es necesario tratar libros de
lectura tradicionales para fomentar la lectura. Sin duda, me enganché a los
álbumes ilustrados. Fue una primera etapa creativa por un lado y monótona por
otro.
Tras los exámenes llegó febrero.
LAS PRÁCTICAS. Aquella experiencia que muchos hemos ansiado. El contacto con el
alumnado, al fin y al cabo, los destinatarios de nuestras divagaciones y
conocimientos. La verdad es que fueron unas semanas que costarán de olvidar. La
ayuda de tantos docentes y el compromiso de la juventud me fascinó. Con algunas
de las sesiones me iba haciendo más fuerte y me daba cuenta que cuánto más
enseñaba, más aprendía. Entonces llegó el fin, una etapa que se cerraba y otra
que se abría, el confinamiento.
El confinamiento empezó con unos
cuantos conocidos y algunos amigos. Era una nueva situación que nos dejó
abrumados y desorientados. Las clases dejaron de ser presenciales y aunque nos
costó a todos adaptarnos, seguía presente esa llama acogedora del principio que
las hizo llevaderas. Y durante este encierro, encontré en las narrativas
transmedia un amor incontrolable. Quien me iba a decir a mí que un videojuego,
cómic o canción iba a tener un potencial educativo tan grande en secundaria.
El máster me ha permitido conocer
a gente maravillosa -guiño al equipo de AmorTICos- con la que he compartido
risas, trabajos y situaciones que han hecho del confinamiento un lugar mejor. El
curso termina dentro de poco y algunos lo haremos como compañeros, otros como amigos.
Pero no quiero despedirme sin antes brindar por nosotros, porque lo vamos a
conseguir y cuando todo esto termine “anem a fer-la ben grossa”!
Sempre avant gentoleta!
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