Diario de a bordo
Lunes,
9 de marzo
Partimos a las 17:00h hacia la
tierra prometida: Ciudad Esmeralda. El capitán reunió, por primera vez, a la
tripulación y nos dividió en seis grupos con el objetivo de distribuir los
quehaceres del barco: pesca, cocina, limpieza, guardias nocturnas…Yo,
Melticades Maldía, hijo de Calisto de Rojas y humilde y fiel servidor de la
reina de Corazones, tuve el honor de ser proclamado escritor del diario de a
bordo.
Nadie conocía al capitán ni había
oído hablar de él. Se presentó como J.M y, a juzgar por su acento, parecía
extranjero. Los marineros no pudieron soportar tanta incertidumbre y acribillaron
al capitán con miles de preguntas, las cuales respondió de forma clara y
concisa. Así descubrimos que procedía de un lugar temido por todos, al que
nadie había osado llegar, pues estaba situado más allá del muro: Alcoy.
A las 18:00h el capitán nos soltó
un discurso sobre la importancia de apresurar nuestro viaje para llegar a
Ciudad Esmeralda en 80 días. Insistió en la necesidad de invocar a Eolo, dios
de los vientos. Para ello, debíamos realizar una especie de ritual durante el
atardecer, el cual consistía en mover rápidamente las manos y los pies, al
mismo tiempo que pronunciábamos unas poderosas palabras mágicas. Se trataba de
una danza ancestral que los antiguos piratas utilizaban para llegar antes a su
destino. Así lo hicimos todos, excepto el capitán, el cual nos observaba en
silencio, pero sonriente.
Cuando terminó el ritual, todos
volvimos a nuestros lugares de trabajo. Debo confesar que, antes de asignarme
este cometido, el capitán decidió realizar una prueba de caligrafía a los
únicos dos marineros que sabíamos leer y escribir con fluidez. Nos pidió que leyésemos algunos manuscritos
en voz alta para que el otro lo escribiera. Debían ser muy antiguos porque
ninguno de los dos consiguió descifrarlos. Nos hizo escribir algo tal que así:
Puede que se tratase de antiguas
coordenadas o de un idioma desconocido. Lo importante es que, finalmente, yo
fui el elegido. Quiero pensar que el capitán me ofreció el puesto por mi prosa
elegante, mi letra entendible y mi extenso vocabulario, y no porque mi rival
escribiera ‘barco’ con ‘v’.
A las 20:00h, el capitán nos pidió
que le pusiéramos nombre al barco y, después de un largo debate, decidimos
llamarle: Melpómene. Es
bien sabido por todos que, para ahuyentar la mala suerte, los barcos deben
poseer nombre de mujer. A pesar de que algunos de los navegantes se opusieron
rotundamente, al capitán le pareció buena idea ponerle el nombre de una musa
griega.
Media hora después, el ayudante e
íntimo amigo del capitán, Lázaro de Serpis, nos reunió a todos para contarnos
una historia fascinante sobre piratas, princesas y tesoros escondidos. Todo
ello, acompañado de ilustraciones, las cuales utilizó para dar veracidad a su
historia. Sin embargo, no llegamos a conocer el final. Tendremos que esperar a
que vuelva a anochecer.
Act. 1 Lectura
a.
Encuentra
las referencias literarias en el texto e indica a qué obra y autor pertenecen.
Act.
2 Oralidad
a.
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crees que serían las más adecuadas para los siguientes personajes literarios de
espíritu viajero? Razona tu respuesta.
Act. 2 Escritura
a.
Escribe
un microrrelato de 20 palabras que incluya los siguientes términos: ‘catalejo’,
‘proa’, ‘capitán’
Act.
4 (Optativa): Crea tu nombre pirata accediendo al siguiente enlace y
coméntalo con tus compañeros: http://piratename.panmovie.com/intl/la/
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