Empecemos por el principio, de pequeño supongo que, como
todos, he tenido mi colección de libros Disney que me ha acompañado durante el parvulario
y la verdad es que me fijaba más en los dibujos que en las letras.
Con unos pocos años más, en primaria cuando salía del
colegio mis padres estaban trabajando, así que la mayoría de las veces venía a
recogerme mi abuela. Siempre después de comer quería que me sentara con ella a
leer el periódico (Información, La Razón o La Vanguardia)
o revistas (Cocina Fácil, la Mia o A la Moda) que tenía
por casa, según ella porque no veía bien, yo creo que en el fondo lo hacia para
pasar tiempo conmigo y que no estuviera con el móvil. Más tarde salíamos a
pasear y siempre que pasábamos por delante de un quiosco le pedía que me
comprara alguna revista o la Nintendo Acción o la PlayManía. No me cansaba de
leerlas, sin embargo, en clase nos ponían otro tipo de lecturas, como Operación
Kioto o Gerónimo Stilton, que nunca me acabaron de atraer.
El último verano antes de entrar en la ESO, recuerdo que
gane un concurso de deletreo al que me apuntó mi madre. ¿A qué no adivináis
cual fue el premio? En efecto, un libro. Se trataba de Omnia: Todo lo que
puedas soñar de Laura Gallego García. Al principio lo guardé en la estantería
como tantos otros, pero la portada me llamaba tanto que lo acabé leyendo y
me gustó. Esto hizo que le cogiera cariño a la lectura, así que como me gustaba
el Rubius y el Minecraft, le pedí a mi padre, que me comprara dos libros sobre
eso. Uno fue Minecraft: El Ejército Desterrado y el otro Virtual Hero
de Rubius.
Una vez ya en
la ESO, coincidí con compañeros que les gustaban varios animes. Nunca había
oído esa palabra y no se como lo hicieron, pero me engancharon. De hecho, empecé a comprarme los mangas, ya que algunos animes no llegaban traducidos o llegaban inacabados. Entre ellos tengo tomos de Naruto, One Piece, My Hero
Academia, Atack on Titan o Assassination Classroom. Tras esto, llegó el
fenómeno conocido como Fortnite y a pesar de que pasaba mucho tiempo jugando a
la consola, seguía interesándome por la lectura como la Guía definitiva
Fortnite: Battle Royal + Salvar el mundo o Wigetta: Un viaje mágico,
este último de los youtubers Vegetta777 y Willyrex.
Por último y a día de hoy, he empezado a seguir un canal de
Youtube de nombre Destripando La Historia. A través de él he podido saber las
historias originales de algunos de los cuentos populares más famosos como La
Bella Durmiente o Pinocho. Inevitablemente y como era de esperar, mis
amigos me han regalado el libro por mi cumple, Destripando la Historia: Las Auténticas
Princesas.
En fin, sea mucha o poca literatura la que haya leído a lo largo de mi corta existencia, no me importa. Pienso que hay que leer por gusto y al final, eso es lo que nos hace volver. Como dice el profesor de historia: "La grandeza nace de pequeños comienzos". Yo creo que la lectura también.
Qué bonito el texto -mención especial al fragmento del tiempo compartido con su abuela❤️- y qué diferentes son los primeros pinitos en la lectura dependiendo de la época... Dios mío, me he sentido como si perteneciese a otro milenio con la mayoría de títulos. En fin, hay que adaptarse a los nuevos tiempos.
ResponderEliminarGracietes Raquel!😙 Pues en cuestión de vocabulario ya es otro nivel, porqué utilizan expresiones que ni entendemos. La edad...jajaja
ResponderEliminarQué guay el post, Pepe! M'he sentit molt identificada amb l'anècdota de l'àvia i les revistes. Molt emotiu 😊❤️
ResponderEliminarGràcies Lydia😊 crec que tots els que hi som al Màster hem tingut una figura admirable que ens ha fet estimar la lectura i que per suposat, recordem amb tendresa.
ResponderEliminarEl peso de los videojuegos y los canales de Youtube en estas generaciones me sigue fascinando. Me sorprende que acaben en papel experiencias tan digitales, es genial ver que son multiplataforma y transmedia.
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